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viernes, 23 de mayo de 2025

UN MUNDO DE MIEDO, TRAICIÓN Y TORMENTO

 


¿Empiezas a darte cuenta, entonces, del tipo de mundo que estamos creando? Es exactamente lo contrario a las estúpidas utopías hedonistas que imaginaron los viejos reformistas. Un mundo de miedo, traición y tormento, un mundo en el que se pisotea y uno es pisoteado, un mundo que se volverá no menos, sino más despiadado a medida que se vaya perfeccionando. El progreso en nuestro mundo será el progreso hacia un mayor dolor. Las viejas civilizaciones proclamaban que se fundaban en el amor y la justicia. La nuestra se funda en el odio. En nuestro mundo no habrá emociones a excepción del miedo, la rabia, el triunfo y la autodegradación. Todo lo demás lo destruiremos; todo. Ya estamos acabando con los hábitos de pensamiento que han sobrevivido desde antes de la Revolución.



   Hemos cortado los lazos entre padres e hijos, y entre un hombre y otro, y entre el hombre y la mujer. Nadie se atreve ya a confiar en su esposa ni en sus hijos ni en un amigo. Pero en el futuro no habrá esposas ni tampoco amigos. Los niños les serán arrebatados a las madres al nacer, igual que se recogen los huevos que pone una gallina. El instinto sexual será erradicado. La procreación será una formalidad anual igual que la renovación de la cartilla de racionamiento. Aboliremos el orgasmo. Nuestros neurólogos ya están trabajando en ello. No existirá más lealtad que la lealtad al Partido. No habrá más amor que el amor al Gran Hermano. No habrá más risa que la risa del triunfo sobre un enemigo derrotado. No habrá arte, literatura ni ciencia.



  Cuando seamos omnipotentes, ya no tendremos necesidad de la ciencia. No habrá distinción entre belleza y fealdad. No habrá curiosidad ni disfrute en el proceso de la vida. Todos los placeres rivales serán destruidos. Pero siempre, no lo olvides, Winston, siempre existirá la embriaguez del poder, que irá aumentando constantemente y que se irá haciendo cada vez más sutil. Siempre, en todo momento, existirá la excitación de la victoria, la sensación de pisotear a un enemigo que se encuentra indefenso. Si quieres una imagen del futuro, imagina una bota que pisotea un rostro humano, para siempre.

GEORGE ORWELL - "1984" - (1949)


Imágenes: Chiharu Shiota

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