He ahí el pánico...
En todo su apogeo
de sinfonía monocromática.
Con todas sus armaduras,
con su corazón de hierro
y su núcleo de locura.
He ahí el pánico...
Atenazándonos.
Amenazándonos
con toda su furia desplegada,
despiadada y paralizante,
con sus pies sucios de barro
y de acero sus negras alas.
Acechándonos...
Detrás de las órbitas de nuestros ojos,
rotos,
de tanto implorar,
de tanto querer olvidar,
de no (poder) ver más allá...
He aquí el pánico:
aniquilándonos,
poco a poco,
porque no tenemos valor
para poner el punto final
en un solo golpe,
magistral.
Imágenes: Dino Valls
03/08/2014