Y Dingo sueña que
corre
por paraísos de
hierba;
sus gastadas
almohadillas
entre juncos se
resbalan
y en el fango deposita
su arañada y vieja
panza.
Y bebe agua sin prisas,
relamiéndose las
patas.
¡Pobre viejo perro,
gran compañero de
andanzas!
Para ti, niño de
cuatro patas,
más rápido el tiempo
pasa.
Te eternizas en tus
sueños
de galán de aquellos
huertos.
Mil perritas te
enamoran,
tú las sigues muy
compuesto.
Noble, fiel, valiente,
terco;
nos ofreciste hasta tu
alma
cuando ya no daba
más de sí tu cuerpo.
22/08/2013.
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