No sé dónde ocultarte,
recóndito dolor,
blasfemia de mis penas,
artículo inacabado
y desarticulado.
Te sembraré por todas partes,
benigna simiente imperecedera,
delirio atroz,
muerte insincera.
Escucha mi garganta,
cómo se quiebra
madurando al sol
de tu corazón de alondra.
Vago sentimiento de culpa
caminando entre ruinas
y escombros del pasado.
No quiero mirar el reloj
ni participar de la muerte ajena.
Deja que corra el tiempo,
que se escurra entre tus dedos.
No quiero formar parte del ritual,
gangrenarme entre los vientos
de cambio del pasado.
Ausculta mi alma
que se oculta entre símbolos
y marañas.
[No quiero participar en el cónclave
de las decisiones amargas.]
Imágenes: Oana Cambrea
26/12/2014
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