Imagen: Alexander Kent
El viento de los años
en mi corazón
derriba muros
y levanta otros nuevos,
más elevados.
Pero yo los supero,
yo los escalo
y oteo horizontes
de esperanzas azules,
de inviernos nuevos.
Deshielo.
Deshielo mi mente
y le soplo a mi
entendimiento.
Atiendo.
Atiendo a tu voz que me
llama
desde el lado más
perfecto.
Anoto.
Anoto en mis manos las
veces
que respiro tu aliento,
que me alienta,
que me enfrenta
al demonio que me
habita.
Me enciendo.
Me enciendo con la
llama viva
de tus dedos
como lenguas blancas de
fuego.
Y ya ardo.
Y ya ardo dentro de mi
embalaje
de fango, hueso y
cieno.
Sopla,
para que siga ardiendo,
consumido entre
palabras
que llaman,
que esperan que se
abran las puertas,
puertas negras
de mi alma vacía,
sin rincones.
Enlodada pasión que se
ahoga,
que no logra salir a
flote,
que se esconde
entre las brasas
y las ramas
más altas.
Incendiadas razones,
encendidos carbones
de mi sangre roja negra
que te espera
allá,
en lo más hondo
de la desmembrada
Tierra.
Imagen: Betsy Norris.
26-12-2013
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