Ya has venido muchas
veces
a sembrarte en mis
entrañas,
a adentrarte en mi
cerebro
con tus malditas patrañas.
Ya acudiste muchas
veces
con tus sabias
artimañas
a engañarme en lo más
hondo
con tus visiones
extrañas.
Espejismos de la noche
y prehistóricos
silencios;
miedo, atenazando el
alma.
La llama late en mi
pecho
que, estrujándome, me
abrasa.
Pugno por saltar fuera
de esta inaudita
maraña.
Todos mis miembros se
enredan,
se resabian.
Adivino el pensamiento
que diferido vendrá,
saltará como un felino
hasta borrarme el
mañana.
Pero yo lo pataleo,
inconsciente,
desesperadamente cuerpo
a tierra.
Y a ella me aferro.
Y a la vida,
…
y
a los que quiero.
Imágenes: Mario S. Nevado.
26/08/2013
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