Amor vas dándome.
Y amordazándome.
Y amarrándome
preso de tu cintura,
ceñido a tus caderas,
entretejiendo cabellos
y caprichos,
dejándome llevar por
los impulsos
de tus alientos
alisios.
Amor vas dándome.
Y estrujándome
y entrechocándome
con mis imperfecciones
y mis desganas.
Aventurándote
en mis mentiras y mis
entrañas.
Desencajándome
y sacándome de mis
casillas
para volver a meterte,
a meternos
en lo más hondo
de la palma de tu mano,
que me da de comer:
astillas de amor
que vuelven a prender nuestro incendio.
Imágenes: Yung Cheng Lin
28/04/2013
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