Desapegos y otras ocupaciones.

martes, 29 de abril de 2025

¿POR QUÉ ESCRIBO?


La intensidad. He vivido deprisa, he hecho demasiadas cosas. Detente. No quieras abarcar tanto. Respira. Escribe. Qué difícil es ser niña cuando quien debe cuidar de ti no está bien. Una parte se rompe. El exceso. El exceso sirve para tapar el dolor. El exceso y la sonrisa, para ocultar la verdad. Pienso en los hijos de una madre muerta. Hui de la realidad que me tocó vivir. En el colegio empieza mi relación exagerada con el esfuerzo. Estudiar me salvaba del dolor. Cuando estudiaba, a veces oía voces; o una música estridente dentro de la cabeza. Estudiar para ser. Trabajar para ser. No existe nada sin un enorme esfuerzo físico. Y la poesía tampoco. La maestra dice que el bocadillo que hay en la papelera de la clase es mío y que tengo que comérmelo. Me encierra durante el recreo. No es mío. No me lo como. Reflexionaba con aquel bocadillo. La maestra nos daba miedo. Sentía calor en la cara y el pecho. Lloraba delante de la pizarra vacía. Impotencia. No me comí el bocadillo. Dentro de cualquier estructura hay personas caníbales. ¿Qué es el miedo? Aquella maestra de pelo grasiento que se lamía la mano y nos la pasaba por la cara para comprobar si era sucio o bronceado. Aquello era el asco. El miedo es un desierto y las personas a quienes amas haciéndose daño.



   Me pierdo en las cosas y me gusta. No sé si se puede ser madre y poeta. No me comeré el bocadillo y no quiero ir al manicomio. Los hombres grises no me atraparán. No me vencerán. Si la maestra no consiguió que me comiera el bocadillo que no era mío, los hombres grises tampoco. No acabarán con nuestros sueños. No podemos morir tanto. Solo la muerte nos doblegará.

   ¿Por qué escribo? Porque me gusta. Porque me da miedo. En la vida nada tiene sentido. Los libros me han acompañado y me han salvado de un dolor que creía no poder soportar. Escribo. Escribo desde los nueve años. Desde que tuve claro que en la vida nada tenía sentido y necesitaba una constante que me acompañara. Soy escritora, pero escribir es lo que más me cuesta. Hago de todo y lo hago lo mejor que puedo. Las cosas no me dan miedo. Los trabajos no me dan miedo, sean los que sean. Los hago. Me esfuerzo. Escribir sí que me da miedo. La literatura. He tocado de cerca la literatura y es lo que quiero hacer. Eso es lo que quiero hacer. Pero siempre huyo, me escondo. Y me pesa cuando no escribo. Me siento culpable cuando no escribo. En mi fuero interno lo sé, sé que es una excusa. Convivo con esta guerra desde la adolescencia. No escribo. Soy escritora y no quiero seguir huyendo. He venido a los valles a escribir.

IOLANDA BATALLÉ - "Demasiadas deudas con las flores" - (2023)


Imágenes: Briana Carman

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