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sábado, 19 de abril de 2025

CAPACIDAD DE INFECTAR ELEVADÍSIMA


En ocasiones una novela alcanza un éxito evolutivo tan grande que se transforma en una plaga que llega a amenazar el equilibrio de todo un sistema. Un caso reciente es El código Da Vinci de Dan Brown. Durante largo tiempo este libro fue el número uno de ventas en la lista del New York Times, y sólo en Estados Unidos vendió millones de copias. Por contaminación directa o indirecta, su fama se extendió por todo el orbe. No obstante, El código Da Vinci apenas puede ser considerada una auténtica novela. La obra de Brown se parece más a un virus: una estructura que, robando memes de obras más sólidas, ha alcanzado una capacidad de multiplicación sin precedentes, semejante a una pandemia o un cáncer.



  Durante años, Dan Brown se apropió de ideas provenientes tanto de la novela histórica como de la policíaca, las mezcló con la estructura de El péndulo de Foucault y tramó un artefacto cuyo mayor interés radica en su insólita capacidad para replicarse. Si uno analiza este best seller con detenimiento, comprobará que su material genético propio es casi nulo, pero su capacidad de infectar es, por el contrario, elevadísima. Poco importa que, en comparación con otros organismos más evolucionados, su esqueleto nos parezca raquítico: como todo virus, su objetivo es contaminar al mayor número de lectores posible. Pero quizás sólo debamos regocijarnos de que el virus Da Vinci sea casi inocuo: el único daño que provoca es la pérdida de tiempo. Pensemos en ejemplos mucho más perniciosos e igualmente virulentos, como la Biblia o el Corán.

JORGE VOLPI - "Mentiras contagiosas" - (2008)


Imágenes: Eckart Hahn

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