Desapegos y otras ocupaciones.

viernes, 10 de enero de 2025

HAY CÓDIGOS VESTIMENTARIOS QUE HAY QUE RESPETAR

 


Cuando por fin el Estado me otorgó una abogada de oficio, ella me miró de arriba abajo y me dijo: madame, hay códigos vestimentarios que hay que respetar si quiere tener una oportunidad de ganar. En casos como el suyo, no puede vestirse con cuero, con animal print, con escotes, con tacones de madera, no la beneficia, ¿me entiende? No la puedo representar si no colabora. Esa misma noche envió un texto que leí sentada en la rotonda de Sancerre donde, como la dieta de un diabético 2, me daba una lista de ropa posible para los días de encuentro. El agua de la fuente corre entre los sucios canales atestados de peces bajo mis pies, anocheció rápido ese día mientras pensaba qué ropa tenía que comprarme en el súper Colruyt o en las ofertas de Gemo, pantalón negro, no tengo, zapatos femeninos o sobrios, no tengo, una blusa de color claro, sin motivos, nunca tuve, ir a la peluquería, no voy. Su imagen podrá jugar a nuestro favor cuando apelemos la decisión de la Justicia, dijo mi abogada. La imagen, el tono de voz, la postura corporal. No se pare tan para adelante, no levante tanto las manos, no hable con la voz ronca, etc.



 Pero los tiempos son extremadamente lentos en este país, madame, los tiempos van en carreta. Mientras tanto, no usar borcegos, no usar tachas, sacarse las cadenas, incluso las más finitas, corregir el pelo, trabajar la mirada y los gestos. Número 1: no aparentar muy masculina porque se la vería como poco madre, ¿poco o poca?, lo que sea, no use. Número 2: no aparentar ser muy femenina para no dar a entender una inclinación muy pronunciada por el sexo o la obscenidad. Número 3: no se muestre como una lombriz solitaria, se vería como antisocial y, llegado el caso, la podrían acusar de marginal. Manténgase en el medio, vístase y compórtese de manera templada. Cuando vio las fotos de mi casa, lo mismo, demasiado lumpen, parece que viviera en el siglo XIII con paredes en demolición y moho. Me mandó a dar otra impresión para los jueces. Pinte las paredes, desplace los muebles, busque el ángulo de la luz. Eso hice, decorar la casa con jarrones, arrancar flores y cuadritos de paisajes agrícolas comprados en los mercados de pulgas sobre la Loire. Armarles una habitación para los dos, aún sin camas marineras pero con buenos colchones, a los chicos les gusta eso, saltar de un colchón a otro, los paquetes de sus regalos sin abrir sobre la cama sin usar.

ARIANA HARWICZ - "Perder el juicio" - (2024)


Imágenes: Olivia De Bona

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