Poco después, Lung se duerme, un largo y profundo sueño, y las trampas se convierten en pequeños objetos lacados en blanco, en versión miniatura.
Me han metido aquí y aquí sigo. Y está la mar de bien. Me llamo Lung L. y no tengo más de veinte años, pero sí una simpática experiencia general. Estamos aquí, en este momento me encuentro en un vagón de tren, tengo mi billete y avanzo.
Sudeste, noroeste.
Hace ya tiempo que estoy en esta clínica. Hablando de clínicas, por ejemplo, en Zúrich, hay una que se llama Bircher-Benner, adonde la gente suele acudir para desintoxicarse, de hecho, desde este punto de vista es una clínica altamente aconsejable.
Y pensar…, y pensar que de joven, de niña, soñaba con hacer un buen recorrido por todas estas clínicas con los amigos, un verano en una, en otra estación quizás en una mejor. Es una clase de vida que siempre me ha interesado, es decir, puede suponer un descanso reconfortante desde todos los puntos de vista, y además se podrían producir extraños encuentros. Siempre que uno tenga recursos comunicativos. Claro que hay que someterse a un control establecido.
Establecida, precisamente allí, está Lung de momento, por una de esas coincidencias que se dan y quién sabe cómo irá la cosa. La terapia de Bircher es quizás un poco enérgica, nos hacen levantarnos tempranísimo por la mañana y tenemos que correr sobre el rocío descalzos, como ángeles, y nosotros desde ese punto de vista no lo somos.
De hecho, había excluido a Bircher de mis planes y, con el paso de los años, había excluido cualquier tipo de ingreso hospitalario en cualquier clínica, salvo en caso de una apendicitis.
FLEUR JAEGGY - "El dedo en la boca" - (1968)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.