Desapegos y otras ocupaciones.

domingo, 30 de noviembre de 2025

DECIDIÓ QUE EL ASUNTO DEL PAPELEO PODÍA SIMPLIFICARSE MUCHO

 


A modo de advertencia, Beni me contó la historia del funcionario al que expedientaron por incumplir trámites. Aquel funcionario, al parecer, decidió que el asunto del papeleo podía simplificarse mucho. Le llegaban solicitudes de ayudas y no se paraba a comprobar que estuviera toda la documentación. Se comunicaba con los solicitantes por teléfono, en vez de por escrito, para asegurarse de esto o de aquello, pero ¿acaso son formas?, preguntó Beni. No, no lo eran, porque así no quedaba constancia de la gestión. El tipo expedientado consideraba que una fotocopia compulsada del libro de familia era cosa del siglo pasado, y no la pedía. Un certificado de empadronamiento, tampoco, y así se le colaban quienes no debían. Si todos los campos del formulario no se habían rellenado, no le preocupaba, él deducía lo que faltaba. La intención era buena, pero ¡ni que fuera Dios para otorgarse tanto poder! Despachaba los trámites en la mitad de tiempo que sus compañeros, incluso en menos tiempo. Pim, pam, pum, ayuda concedida. Las estadísticas saltaron, le preguntaron cómo podía ser aquello. Hubo una especie de investigación, incluso un interrogatorio —un requerimiento, lo llamó Beni—, se abrió plazo de alegaciones. El tipo era un activista, cosa que Beni aclaró que le parecía muy bien, pero no son maneras.

 


Alegó que actuaba por justicia social, las personas que esperaban las ayudas las necesitaban ya, si su modus operandi ocasionaba algún error —que se le concediera una ayuda a quien no la merecía— era de menor calibre que el error de no dársela a quien la requería con urgencia. ¿A ti cómo te suena ese argumento?, me preguntó Beni, ¿te parece razonable? Pero no me dio margen para responder, lo hizo ella por mí: te suena bien, claro. Pero piensa, ¿consideró aquel funcionario el agravio comparativo que causaba? Los solicitantes de otros distritos cuyas solicitudes llegaban a otros funcionarios de otros centros de trabajo, funcionarios que sí cumplían los pasos sin cuestionarlos, o cuestionándolos pero obedeciendo como es su deber, podían acusarle de trato desigual. Ante este argumento, el del agravio comparativo, el tipo tuvo que plegarse y acatar la sanción del expediente disciplinario. Te lo comento para que veas que todo es mucho más complejo de lo que parece, dijo Beni. Ella estaba a favor de la lucha contra los excesos burocráticos, pero tenía que ser una lucha colectiva, consensuada, aprobada por todas las partes implicadas, segura y bien diseñada. Una lucha burocrática, pensé yo.

SARA MESA - "Oposición" - (2025)


Imágenes: Léonore Chastagner

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