Desapegos y otras ocupaciones.

viernes, 28 de febrero de 2025

NECESITO MUCHA CONFIANZA PARA ESTAR TRISTE CON ALGUIEN


Cuando yo la conocí no estaba triste: estaba o enfadada o eufórica. Tres meses más tarde, un día, de repente, se puso triste. «Es que necesito mucha confianza para estar triste con alguien», se excusó. Al parecer, ni siquiera sabía estar triste estando sola, a menos que estuviera escribiendo o viendo Notting Hill. El día que aprendió a estar triste conmigo granizó en Madrid durante veinte minutos con una atrocidad que dejó el suelo del barrio de Malasaña completamente blanco. Pero eso no es metáfora de nada: justamente ella estaba aprendiendo a estar triste normal, triste como cuando llueve suave, y luego sale el sol, y luego llueve otro rato. El granizo solo le sirvió para resbalarse a la altura de San Vicente Ferrer y para gastarse seis con cuarenta y cinco en un paraguas del chino que se rompió diecisiete minutos más tarde. Me lo contó cuando llegó empapada a mi casa a recoger los tuppers.



   Le di los tuppers que me cocinaba mi abuela y que yo recogía los domingos por la tarde. Iba a verla, echábamos una brisca, me daba café y bizcocho y luego también me daba tuppers. Pero yo llevaba ya un par de semanas afectado del estómago y le avisé a mi abuela: «Abuela, esta semana no necesito tuppers, estoy con gastroenteritis». Mi abuela reaccionó como reaccionan las abuelas cuando les dices que no te den de comer: preparó el doble de tuppers, los habituales y cuatro más llenos de arroz blanco. Me ofrecí a darle a Noelia los habituales porque había habido tres cosas que me dieron una tristeza tremenda cuando la conocí: el poco espacio que se daba para estar triste —acompañado de todo tipo de virguerías lingüísticas: «Estoy rara, pero bien», «Estoy descolocada, pero serena», «Estoy agotada, pero tranquila», ese pero que era incapaz de no decir—, lo sola que se sentía o que se había sentido —sus amigos, su familia, su antiguo novio, y sin embargo— y, definitivamente, su nevera. Era la única nevera que yo había conocido que daba más tristeza que la mía. La primera noche que fui al piso nuevo y me quedé a dormir supe que llevaba cuatro días cenando Choco Krispies.



   Noe me decía una tarde de cada tres que ella ahora no podía tener novio, que estaba asimilando su ruptura. Yo le decía que lo entendía y la abrazaba intentando ser prudente, o la acariciaba intentando ser respetuoso, o la besaba intentando no invadir su espacio, o simplemente le decía: «Bueno, si estás mal, me llamas». No sabía entonces que Noe nunca llama cuando está mal, que nunca considera que esté lo suficientemente mal, que tú tienes que ser su mejor amigo y ella estar colgando de un puente bocabajo dentro de un coche que se estrelló contra la mediana, primero, y contra la barandilla, después, para que ella te llame o al menos te escriba diciendo que te necesita. Siempre barema si está lo suficientemente mal, y siempre decide que no, porque como es tan imaginativa y agónica siempre puede contemplar una situación peor. A veces le gustaría que sus dolores estuvieran recogidos, analizados, nombrados por la ciencia para poder llamar y decir: «Tengo cardinitis» o «parientolitis» o «algoitis», «cualquiercosaitis», y que fuera motivo suficiente. Por eso y por todas las argumentaciones que se dejó en su ruptura anterior le ha cogido alergia a hablar. Me lo dijo así un día saliendo de unos cines de ver una película nefasta que no nos dio ni para enrollarnos mientras: «Le he cogido alergia a hablar». Era cierto.



   Cuando vislumbraba una conversación que implicaba una mínima exposición por su parte —exposición del tipo que fuera: argumental, visceral, emocional— se cerraba en banda, como alguien muy tímido que entrase en el salón y contemplase con estupor que le han hecho una fiesta sorpresa. Se ruborizaba, miraba al suelo, se daba media vuelta y se iba. Por eso se drogaba: le daba un trago a la cerveza, una calada a un porro, chupaba un cristalito como quien se pone un arnés y salta de un puente, sabiendo que su voluntad de ahí en adelante ya no importa.

MARTA JIMÉNEZ SERRANO - "No todo el mundo" - (2023)


Imágenes: Bobby Vu

martes, 25 de febrero de 2025

¿NO LE GUSTARÍA TENER UN CONTACTO DIRECTO CON LOS TESOROS EXTRATERRESTRES?


 —En su opinión, ¿cuál ha sido el descubrimiento más importante en estos últimos treinta años?

   —La Visitación en sí.

   —Perdón, no comprendo.

   —La Visitación, en sí, es el descubrimiento más importante, no sólo de los últimos treinta años, sino de toda la historia de la Humanidad. No importa tanto saber quiénes fueron esos visitantes. No importa saber de dónde venían, por qué vinieron, por qué se quedaron tan poco tiempo ni dónde están desde que se fueron de aquí; lo que importa es que la humanidad ahora puede estar segura de algo: no estamos solos en el universo. Temo que el Instituto de Culturas Extraterrestres jamás tendrá la buena suerte de hacer un descubrimiento más fundamental que ése.

   —Lo que usted dice es fascinante, doctor Pilman, pero en realidad yo me refería a descubrimientos y progresos de índole técnica. A descubrimientos y progresos que nuestros científicos y nuestros ingenieros pudieran utilizar con provecho. Después de todo, muchos científicos famosos han sugerido que los descubrimientos hechos en las Zonas de Visitación podrían cambiar todo el curso de nuestra historia.



   —Bueno, yo no estoy de acuerdo con esa opinión. En cuanto a descubrimientos, específicamente hablando, no caen dentro de mi especialidad.

   —Sin embargo usted, desde hace dos años, es asesor por el Canadá de la comisión de las Naciones Unidas que estudia los Problemas de la Visitación.

   —Sí, pero no tengo nada que ver con el estudio de las culturas extraterrestres. En la Comisión, mis colegas y yo representamos a la comunidad científica internacional cuando surgen dilemas al poner en práctica las decisiones de las Naciones Unidas con respecto a la internacionalización de las Zonas. Dicho en otros términos: nuestra función es ver que todas las maravillas extraterrestres halladas en las Zonas vayan a manos del Instituto Internacional.

   —¿Hay alguien más que se interese por esos tesoros?

   —Sí.

   —¡Supongo que se refiere a los merodeadores!

   —No sé qué es eso.

   —Así llamamos en Harmont a los ladrones que arriesgan la vida entrando a la Zona para llevarse todo lo que encuentran al alcance. Se ha convertido en una verdadera profesión.



   —Comprendo. Pero no, eso no está dentro de nuestra jurisdicción.

   —Por supuesto, es cosa de la policía. Pero me gustaría saber qué es lo que cae dentro de su jurisdicción, doctor Pilman.

   —Hay una constante pérdida de materiales provenientes de las Zonas de Visitación que caen en manos de personas u organizaciones irresponsables. Nosotros debemos encargarnos de las consecuencias de esas pérdidas.

   —¿Podría explicarse mejor, doctor?

   —¿Por qué no hablamos de arte, mejor? ¿No cree que a los oyentes les interesaría conocer mi opinión sobre el incomparable Godi Müller?

   —¡Por supuesto! Pero antes me gustaría terminar con la parte científica. Como científico, ¿no le gustaría tener un contacto directo con los tesoros extraterrestres?

   —¿Cómo le diré? Supongo que sí.

   —En ese caso, ¿podemos esperar que un buen día los harmonitas podamos ver a nuestro famoso conciudadano en las calles de su ciudad natal?

   —Puede ser.

ARKADI Y BORIS STRUGATSKY - "Pícnic extraterrestre" - (1972)


Imágenes: Cyrah Dardas

domingo, 23 de febrero de 2025

UNA FORMA MÁS REFINADA DE LA MONOTONÍA

 


A las 21.10 pasa el tren que viene de Retiro. A veces llega con unos diez u once minutos de demora. En su vientre viaja lo peor de cada casa. Tipos aburridos; mujeres agrias; viejos frustrados; estudiantes que todavía conservan la esperanza de un futuro distinto; jubilados rabiosos; algunos desocupados, más vencidos que cuando salieron a comerse el mundo en la mañana; vendedores ambulantes contando sus monedas; guardias oficiando de guardias por dos pesos; niños insoportables… Todos unidos en el cansancio del regreso, saben que los aguarda una forma más refinada de la monotonía: la vida familiar, la cena copada por la tele, las charlas donde no se dice nada, el cruce de rencores.

   Con su carga de desesperanza, el animal cruza la avenida con paso soberbio y moroso. Raro en un bicho de sus dimensiones, camina sin temor ni cautela, lanzando berridos metálicos. Merece su destino.

REYNALDO SIETECASE - "Pendejos" - (2007)

Imágenes: Wayne Thiebaud

viernes, 21 de febrero de 2025

SÓLO TENÍA UNA VAGA IDEA DE LO QUE ERA UNA MUJER

 


La primera mujer. Su nombre era Diamantina. Su figura también. Diamantina Vicario. Aún sin poder ver sus piernas tras la oscura falda de merino o sus brazos bajo las mangas largas de la blusa de seda, Joaquín imaginó que su piel tenía el fulgor del sol. Al tocar zarzuelas o piezas de Chopin al piano, el contacto de las yemas de sus dedos y las teclas de marfil desprendía ráfagas de electricidad en el aire. Algo moderno. Su presencia lo conmovía. La ligereza de sus modales perfectos. Sus gafas de aro volado tras los cuales sus ojos cafés estaban alertas. La manera en que arqueaba las cejas en un pasaje especialmente difícil de ejecutar. Su concentración en sí misma. Su convicción. Joaquín no la esperaba. Apareció sin aviso y de igual manera desapareció. Las noches de verano y luego las de invierno se llenaron de su ausencia. Dentro, en una selva antes desconocida y todavía sin explorar, creció la nostalgia.

   Antes de verla, Joaquín sólo tenía una vaga idea de lo que era una mujer. Las únicas de las que había estado cerca eran su madre, la sirvienta de largas trenzas y una que otra prima rechoncha y fea. Pero ellas, más que mujeres, eran familiares: seres asexuados a los que lo unían la coincidencia o la fatalidad.



   La conoció en una de las pocas reuniones familiares a las que forzadamente asistía. La concurrencia era la misma. Algunos tíos que le preguntaron qué pensaba hacer ahora que había terminado sus estudios en la Escuela Preparatoria. Algunos médicos amigos de su padre acompañados de esposas e hijos. Algunos licenciados describiendo sus apuestas en el Jockey Club y planeando, al mismo tiempo, el futuro del país. Algunos inversionistas bebiendo limonada. Entre todos ellos, de espaldas a todos ellos, Diamantina tocaba el piano como si estuviera sola. No era una invitada más. La madre de Joaquín, siguiendo los consejos de una amiga cercana cuya hija recibía lecciones particulares de piano con ella, la había contratado para animar la reunión y, de paso, tranquilizar su conciencia con una buena obra de caridad. Apenas hubo terminado la última pieza Joaquín se le aproximó pero, dándose cuenta en el último minuto de que no tenía nada qué decirle, se detuvo. Fue demasiado tarde. Estaba exactamente frente a ella. Su sombra cubriéndolo por completo.

   —¿Cuánto tiempo has estado aquí? —la voz de la mujer no lo decepcionó.

   —Toda la vida.

CRISTINA RIVERA GARZA - "Nadie me verá llorar" - (1999)


Imágenes: Christine Ödlund

miércoles, 19 de febrero de 2025

SECRETOS DE OTRAS VIDAS


La pensión Avenida está regentada por una mujer que va camino de los ochenta años, a quien todo el mundo llama Feli, y por su hijo. Ofrecen buenos precios, limpieza y discreción. Se paga por adelantado e ignoran esa absurda norma, tan de moda en los hoteles modernos, de abandonar el establecimiento antes de las doce del mediodía. Los clientes se pueden quedar hasta la una, las dos o las tres. A Feli le da igual, siempre que se respeten las instalaciones y no armen escándalo. El edificio es antiguo, tal vez de los años treinta. Entrar en cualquiera de aquellas habitaciones es viajar en el tiempo. El papel de pared está lleno de marcas, algunas imperceptibles, que murmuran secretos de otras vidas. Los edredones tienen estampados que vuelven a estar de moda casi dos décadas después, y el suelo es de moqueta. No ofrecen cenas ni comidas. Tan solo desayunos. Zumo de naranja natural, café, tostadas con mantequilla casera y mermeladas de diferentes sabores, cruasanes, galletas, algo de fruta y cereales. Austero, pero suficiente. Aquello no es un hotel de cuatro estrellas. Es un modesto hostal donde las camas crujen y las cisternas pierden agua. Un negocio familiar en decadencia, con los días contados. Eso es algo que ni la madre ni el hijo se atreven a manifestar en voz alta, pero que ambos saben.



 Cuando Feli se retire o muera, su hijo será incapaz de mantener el negocio. Gastará el dinero que gane en máquinas tragaperras, en el bingo o en el póquer. Acabará arruinado y sometido a la presión de algún prestamista con modales violentos. Si ahora eso no sucede, es porque ella le administra cada euro, después de tener que asumir varias deudas de juego e incluso recibir alguna amenaza directa. En una ocasión se presentaron dos hombres en el hostal. Ella recuerda cosas curiosas de aquel día. Como que un pájaro se había colado por la puerta minutos antes, revoloteando sin concierto por la recepción, en busca de una salida a la desesperada, llenando todo de plumas y excrementos. Murió al estrellarse contra el cristal de una ventana. Feli cogió el cadáver con las dos manos y no tuvo valor para tirarlo a la basura. Algo tan frágil, que respiraba hacía tan solo unos segundos, no podía terminar en una bolsa de plástico azul, entre desperdicios. Lo enterró en el jardín, debajo de un rododendro, otorgándole un poco de dignidad.



   Recuerda también que estaba viendo un programa de asesinatos en la televisión y que de repente empezó a oler a cirio. De esto último no está completamente segura, quizás fue su mente la que construyó ese recuerdo. A veces le sucede eso, no consigue discernir la realidad de la ficción. Las señales sí que logra identificarlas, lleva haciéndolo toda su vida y sabe desde niña que el olor a cirio advierte de una desgracia, como el aroma a flores advierte de la muerte de un ser querido.

   Aquellos hombres irrumpieron en el hostal y, por la manera en que le dieron los buenos días, supo de inmediato que algo no estaba yendo bien. Eran corpulentos y uno de ellos tenía la nariz torcida y una profunda cicatriz encima del ojo derecho. El más alto sacó una pistola y empezó a acariciarla como si tal cosa, inclinado sobre el mostrador de la recepción. Feli pensó que querían el dinero de la caja, no era la primera vez que atracaban el hostal, pero jamás a plena luz del día. Miró directamente a los ojos al tipo de la pistola y habló con el mismo tono que empleaba cuando se dirigía a un cliente que le solicitaba una rebaja en el precio de la habitación:

   —En la caja solo tengo doscientos treinta y siete euros, así que es mejor que vayan a atracar a otro negocio más solvente.

   No recuerda bien los detalles de la conversación, pero sí frases sueltas. Y hubo una que pronunció el hombre de la cicatriz que le resultó violenta hasta la náusea:

   —Su hijo nos debe mucho dinero. Si no quiere que acabe bajo tierra, lamiendo las raíces de los crisantemos, consiga la pasta.

LEDICIA COSTAS - "Infamia" - (2019)


Imágenes: Adrienna Matzeg

lunes, 17 de febrero de 2025

ESE TIPO QUE TIENEN DE CANDIDATO LOS REPUBLICANOS ES UN CIRQUERO

 


 Él vio cómo retorcía los anillos en su mano; el esfuerzo por no perder la compostura le costaba demasiado.

   —Todo ese cuento sobre prejuicios, racismo, fue muy vulgar. Muy desagradable.

   —Perdóname, Nina, pero un asesinato siempre es un asunto vulgar, sí, y ninguna ley exime a la madre de la víctima de verse expuesta a…

   Nina interrumpió sin dejar de mirarlo.

   —Me rehuso a creer que se trate de un asesinato. Estoy segura de que mi hijo vive. Tú y esa chica están cometiendo un error.

   Trajeron las ensaladas.

   MacCloud esperó a que tomara el tenedor, pero lo único que hizo fue sostenerle la mirada. Ah, pensó. Treinta dólares por cabeza tirados a la basura.

   —Cada quien tiene derecho a sus opiniones. Pero por lo que se refiere a la audiencia de hoy, tu hijo está muerto, Nina, lo siento mucho, pero es la única conclusión.



   —Pudiste evitar que Juan Martín enlodara su nombre. ¿Te digo algo, Matthew? He estado pensando, y creo que aunque ese tipo que tienen los republicanos de candidato es un cirquero, un impresentable, espero que gane la presidencia y ponga un muro realmente efectivo para que se acaben los problemas. Si mi hijo desapareció, fue por culpa de esos hombres malos que llegan quién sabe de dónde. ¿Y oíste lo que dijo ese idiota? ¡No les revisaba nada! ¡Metió criminales al rancho! ¡Asesinos! No soporto al candidato, pero si alguien va a ponerles un hasta aquí es él. Y tú, dejando que Juan Martín nos traicione en público.

   Nina le había soltado todo eso sin alzar la voz, con un tono terso, mas él notó que había algo más en los ojos, en el gesto, que parecía ser más elocuente que un grito bien dado.

   —Lo dejé hablar igual que pienso hacerlo con los otros testigos. La jueza Jackson no es tonta y le llamaría muchísimo la atención que tratara de presentar a James como alguien sin ningún defecto o sin enemigos. A los jóvenes perfectos no los asesinan, porque ni siquiera llegan a nacer. Y al presentar los antecedentes de un asesinato, importan mucho más los defectos de la víctima que sus virtudes y sus enemigos tienen más importancia que sus amigos. Si James no se llevaba bien con Juan Martín, si tenía problemas con los trabajadores o con sus vecinos…

MIGUEL CANE - "Corazón canibal" - (2023)


Imágenes: Sara Morante

sábado, 15 de febrero de 2025

POEMA INGENUO


Quiero plantar árboles

que me sobrevivan

y cantar canciones 

que todo lo digan.


Quiero sembrar campos

de blancas espigas,

correr por las sendas

que traza la vida.


Quiero abrir las puertas

de entrada y salida,

derribar los muros,

trazar avenidas.


Quiero que no haya llantos

cuando sea mi partida,

que se baile y se cante

al lanzar mis cenizas.


Quiero nacer de nuevo

en un mundo sin prisas

donde todos volemos,

pájaros en la brisa,

y volver a encarnarme

en una flor amarilla.


Quiero que tú me brindes

tus llantos y tus risas

y recordarlos siempre,

como aquel primer día.

04 - 11 - 2024.


Imágenes: Elly Liyana Ruslan

jueves, 13 de febrero de 2025

¿TENGO QUE ABORTAR?


Interlocutora 3678: Entonces, ¿cuál es el problema?

     Funcionario del SPO: El problema es que la clave de su feto… La clave de su pariente no figura en ningún sitio.

     Interlocutora 3678: No entiendo. ¿Qué está diciendo?

     Funcionario del SPO: Ha oído bien. En la base mundial de datos no hay ningún código de encarnación que coincida con el de su pariente. Ni uno de tres mil millones. En realidad, su futuro bebé no tiene clave. En lugar de un código de encarnación, los dos aparatos con los que se le ha realizado el diagnóstico intrauterino han dado el mismo resultado: «cero».

     Interlocutora 3678: ¿Cero?

     Funcionario del SPO: Cero. Nulo. No tiene historia. Su pariente no ha vivido antes.

     Interlocutora 3678: Pero… Entonces… ¿Cómo puede…? ¿En lugar de quién existe? Es decir, ¿alguno de los individuos cuya existencia no se ha reproducido? ¿Ha desaparecido? ¿Es eso?

     Funcionario del SPO: No, tampoco. No ha desaparecido nadie. Hay uno nuevo.



     Interlocutora 3678: ¡Eso es imposible! Usted es un funcionario del Servicio Planetario. ¿No le da vergüenza? ¿Qué le pasa? ¿Pertenece a alguna secta? ¿Qué herejía es esta? Tal como está dicho: «El número del Vivo es invariable. El Vivo son tres mil millones de vivos. Ni uno mengua de Él, y ni uno se añade a Él, pues en la regeneración eterna está encerrado…».

     Funcionario del SPO: No se moleste; yo también he leído el Libro de la Vida y me sé de memoria los pasajes esenciales. Pero los hechos son innegables. La composición cuantitativa del Vivo se ha alterado, y ahora es de tres mil millones uno. Y este uno es su pariente, con su clave nula. Me temo que no llega a imaginarse lo serio que es esto. Nadie se lo imagina aún.

     Interlocutora 3678: Mi pariente… ¿Mi pariente puede suponer un peligro para la armonía del Vivo?

     Funcionario del SPO: No lo descarto.

     Interlocutora 3678: ¿Lo van a meter en un reformatorio? ¿Por qué menea la cabeza? ¿Van a permitir que nazca? ¿Tengo que abortar?



     Funcionario del SPO: Estas cuestiones no las decido yo. En el transcurso de los próximos siete días, la esfera más alta estudiará el «problema Cero». Durante todos estos días permanecerá en el hospital, donde los médicos cuidarán de usted. No tiene derecho a abandonar los límites de su habitación hasta que el Consejo de los Ocho pronuncie un dictamen. Mañana empezará las ruedas de reconocimiento, y le enviarán a los trescientos primeros hombres que participaron en el festival. ¿Ha quedado todo claro?

   Interlocutora 3678: Sí.

     Funcionario del SPO: Me gustaría hacerle una última pregunta. Si tenía la posibilidad de utilizar anticonceptivos, ¿por qué no tomó precauciones en el festival?

     Interlocutora 3678: Porque quiero tener un pariente.

     Funcionario del SPO: ¿Qué quiere decir?

     Interlocutora 3678: Pues eso. Que quiero tener un pariente.

     Funcionario del SPO: Explíquese.

     Interlocutora 3678: El informe médico me permite tomar precauciones, pero no me exime del deber supremo con el Vivo. He cumplido con mi deber. ¿Hay algo que no le parezca bien?

     Funcionario del SPO: Claro que no. Su actitud es digna del máximo respeto. Le agradezco la conversación.

ANNA STAROBINETS - "El Vivo" - (2011)


Imágenes: Dasha Plesen

martes, 11 de febrero de 2025

POR FAVOR, NO RESPONDA


 Va a la mesa, al lado del florero sin flores descansa el sobre más reciente. Lo toma, lo lleva al lado de los otros. Los cuenta. Ocho. Ocho meses de correspondencia bancaria. Aunque, piensa, propiamente dicho no hay tal cosa como la correspondencia bancaria, cosa que, el correo electrónico evidencia con el título «por favor, no responda» al enviar estados de cuenta. De hecho, la correspondencia bancaria es lo contrario a la correspondencia. Esa frase en el título de los correos la lleva a pensar en las frases que cuando niña le gustaba mirar en las cosas, la frase en los espejos de los coches le parecía un mensaje oculto, come frutas y verduras le parecía como una mascota bobalicona de caricatura, la más aburrida de todas las frases en los productos, pero, ahora, «por favor, no responda», le parece un mensaje que llega del más allá. A ella le llegan por correo electrónico los estados de cuenta con esa frase, «por favor, no responda», que ahora pareciera revelarle algo mayor, darle un consejo a mayor escala con respecto al tema de Marina Lara. Está segura, es un mensaje del cosmos, no de un banco.

BRENDA LOZANO - "Cómo piensan las piedras" - (2017)


Imágenes: Diana Sudyka

domingo, 9 de febrero de 2025

CUERDAS


Cuando me habláis

escucho otras voces en vuestras voces.

Intuyo a otros seres

escondidos en los pliegues

de vuestros cerebros.


Acechando,

alentando,

inculcando,

traspasando

los límites no marcados,

los límites no acordados.


Cuerdas rojas

que una vez nos unieron.

Hilos negros

de sufrimientos.

Hilos, bramantes, cuerdas...


Cuerdas y locas,

memorias que se dislocan,

que se desplazan arriba y abajo

en el tiempo,

en un espacio influenciado

y abarrotado:

ingrávidos excrementos.


Cuerdas, hilos, bramantes...

que braman,

que aúllan,

sirenas estúpidas del pensamiento.

Una vez hubo un circo...,

ahora sólo queda arrepentimiento.

13-01-2025


Imágenes: Mayra Biajante

viernes, 7 de febrero de 2025

ALGUNAS DE LAS COSAS QUE DEBERÍA HACER EN CUALQUIER CASO ANTES DE MORIR


Hay en primer lugar cosas muy fáciles de hacer, cosas que podría hacer desde ahora mismo, por ejemplo:

   

     dar un paseo en los bateaux-mouches. 1  


   Luego cosas solo un poquito más importantes, cosas que implican decisiones, cosas de las que me digo que, si las hiciese, me harían quizá la vida más fácil, por ejemplo:

   

     decidirme a tirar cierto número de cosas que guardo sin saber por qué; 2  


   o bien:

   

     ordenar mi biblioteca de una vez por todas; 3

     adquirir algunos electrodomésticos; 4


   o también:

   

     dejar de fumar

     (antes de que me obliguen a hacerlo). 5  


   Después, cosas ligadas a deseos de cambio más profundos, por ejemplo:

   

     vestirme de forma completamente distinta; 6

     vivir en un hotel (en París); 7

     vivir en el campo; 8

     irme a vivir durante bastante tiempo a una gran ciudad extranjera (Londres). 9  



   Después, cosas que están ligadas a sueños de tiempo o de espacio. No son pocas:

   

     pasar por la intersección del Ecuador y la línea de cambio de fecha; 10

     ir más allá del círculo polar; 11

     vivir una experiencia «fuera del tiempo» (como Siffre); 12

     hacer un viaje en submarino; 13

     hacer un largo viaje en barco; 14

     hacer una ascensión o un viaje en globo o dirigible; 15

     ir a las islas Kerguelen (o a Tristán de Acuña); 16

     ir de Marruecos a Tombuctú en cincuenta y dos días, a lomos de un camello. 17  


   Además, entre todas las cosas que aún no conozco, hay algunas que querría tener tiempo de descubrir:

   

     me gustaría ir a las Ardenas; 18

     me gustaría ir a Bayreuth, pero también a Praga y a Viena; 19

     me gustaría ir al Museo del Prado; 20

     me gustaría beber un ron encontrado en el fondo del mar (como el capitán Haddock en El tesoro de Rackham el Rojo); 21

     me gustaría tener tiempo para leer a Henry James (entre otros); 22

     me gustaría viajar por canales. 23


  A continuación, hay muchas cosas que me gustaría aprender, pero sé que no lo haré porque me llevarían demasiado tiempo o porque sé que solo podría conseguirlas de forma muy imperfecta, por ejemplo:

   

     encontrar la solución del cubo Rubik; 24

     aprender a tocar la batería; 25

     aprender italiano; 26

     aprender el oficio de impresor; 27

     pintar. 28  


   Además, cosas ligadas a mi trabajo de escritor. Hay muchas. Son en su mayoría proyectos vagos; unos son completamente posibles, no dependen más que de mí, por ejemplo:

   

     escribir para niños muy pequeños; 29

     escribir una novela de ciencia ficción; 30  


   otros dependen de encargos que podrían hacerme:

   

     escribir un guion de película de aventuras en la que saldrían, por ejemplo, cinco mil kirguizos cabalgando por la estepa; 31

     escribir una auténtica novela por entregas; 32

     trabajar con un dibujante de cómics; 33

     escribir canciones (para Ana Prucnal, por ejemplo). 34 



   Hay todavía otra cosa que me gustaría hacer pero no sé dónde colocarla:

   

     plantar un árbol (y verlo crecer). 35  


   Y, finalmente, cosas que ya son imposibles de plantearse pero que habrían sido posibles no hace tanto tiempo, por ejemplo:

   

     emborracharme con Malcolm Lowry; 36

     conocer a Vladimir Nabokov; 37

     etcétera, etcétera.


     Hay ciertamente muchas otras.

     Me paro voluntariamente en la 37.

GEORGES PEREC - "Nací. Textos de la memoria y el olvido" - (1990)


Imágenes: Ágnes Herczeg

miércoles, 5 de febrero de 2025

TU HIJA ES UNA MONSTRUA


En algún lado hay gallos.

   Aquí, de rodillas, con la cabeza gacha y cubierta con un trapo inmundo, me concentro en escuchar a los gallos, cuántos son, si están en jaula o en corral. Papá era gallero y, como no tenía con quién dejarme, me llevaba a las peleas. Las primeras veces lloraba al ver al gallito desbaratado sobre la arena y él se reía y me decía mujercita.

   Por la noche, gallos gigantes, vampiros, devoraban mis tripas, gritaba y él venía a mi cama y me volvía a decir mujercita.

   —Ya, no seas tan mujercita. Son gallos, carajo.

   Después ya no lloraba al ver las tripas calientes del gallo perdedor mezclándose con el polvo. Yo era quien recogía esa bola de plumas y vísceras y la llevaba al contenedor de la basura. Yo les decía: adiós gallito, sé feliz en el cielo donde hay miles de gusanos y campo y maíz y familias que aman a los gallitos. De camino, siempre algún señor gallero me daba un caramelo o una moneda por tocarme o besarme o tocarlo y besarlo. Tenía miedo de que, si se lo decía a papá, volviera a llamarme mujercita.



   —Ya, no seas tan mujercita. Son galleros, carajo.

   Una noche, a un gallo le explotó la barriga mientras lo llevaba en mis brazos como a una muñeca y descubrí que a esos señores tan machos que gritaban y azuzaban para que un gallo abriera en canal a otro, les daba asco la caca y la sangre y las vísceras del gallo muerto. Así que me llenaba las manos, las rodillas y la cara con esa mezcla y ya no me jodían con besos ni pendejadas.

   Le decían a mi papá:

   —Tu hija es una monstrua.

   Y él respondía que más monstruos eran ellos y después les chocaba los vasitos de licor.

   —Más monstruo vos. Salud.

   El olor dentro de una gallera es asqueroso. A veces me quedaba dormida en una esquina, debajo de las graderías, y despertaba con algún hombre de esos mirándome la ropa interior por debajo del uniforme del colegio. Por eso antes de quedarme dormida me metía la cabeza de un gallo en medio de las piernas. Una o muchas. Un cinturón de cabezas de gallitos. Levantar una falda y encontrarse cabecitas arrancadas tampoco gustaba a los machos.



   A veces, papá me despertaba para que tirara a la basura otro gallo despanzurrado. A veces, iba él mismo y los amigos le decían que para qué mierda tenía a la muchacha, que si era un maricón. Él se iba con el gallo descuajaringado chorreando sangre. Desde la puerta les tiraba un beso. Los amigos se reían.

   Sé que aquí, en algún lado, hay gallos, porque reconocería ese olor a miles de kilómetros. El olor de mi vida, el olor de mi padre. Huele a sangre, a hombre, a caca, a licor barato, a sudor agrio y a grasa industrial. No hay que ser muy inteligente para saber que este es un sitio clandestino, un lugar refundido quién sabe dónde, y que estoy muy pero que muy jodida.

MARÍA FERNANDA AMPUERO - "Pelea de gallos" - (2018)


Imágenes: Marta de los Pájaros

lunes, 3 de febrero de 2025

EL REY ES TAMBIÉN UN HOMBRE DE CARNE Y HUESO

 


¿Fue Sandra Mozarovski amante del rey?

   Debe de ser una gran responsabilidad desempeñarse como amante de un rey, el rey encarna al Estado, a la Patria, a la Bandera, a la Nación, con todos sus derivados: el Ejército, el Gobierno, el Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Tribunal Supremo, etc.; el rey es también un hombre de carne y hueso, sí, pero ante todo y sobre todo es un símbolo, una institución andante, tiene algo de semidiós, meterse en la cama con él es como acostarse con todas esas abstracciones, ha de cohibir por fuerza. Intento ponerme en la piel de Sandra, me imagino en el lecho, desnuda bajo las sábanas, aguardando al monarca… ¿Cómo me dirijo a él, cómo le llamo: majestad, señor, Juan Carlos, mi rey? No sé seguir, me paraliza el miedo y también la sospecha de que cuando se acerque y me vea, mostrará su disgusto: «¿Qué hace esta niña en mi cama? ¡Que se la lleven!», porque a los diecisiete años yo era una adolescente flaca, sin pecho, sin caderas, sin culo al que agarrarse, en cambio Sandra… Para empezar, era actriz, y pese a su corta edad ya había representado muchas escenas de cama, innumerables revolcones con campesinos, frailes, nobles, bandidos, padres de familia, militares de las SS, Alfredo Landa…, ella podía fingir placer, arrobo, pasión, o asco, temor o aborrecimiento a su antojo, y esa aptitud debió de serle de gran utilidad también fuera de las cámaras.



   Los primeros encuentros amorosos suelen incorporar cierta dosis de fingimiento, la naturalidad hay que fingirla, la desinhibición también, ese abandono indolente de nuestro cuerpo desnudo a un cuerpo extraño es impostado, buscamos mostrar una desenvoltura, una espontaneidad que son forzadas; hay unas normas implícitas de cortesía en el lecho que no olvidamos ni en el más tórrido de los abrazos; nuestras manos y nuestras piernas y nuestros torsos pueden anudarse y desanudarse con aparente entrega mientras cerramos los ojos para expresar una confianza, un éxtasis que todavía no sentimos, no podemos, estamos demasiado absortos procurando trazar en nuestra mente un mapa apresurado de ese cuerpo ajeno que nos invade, en reconocer sus límites, sus peculiaridades, en acostumbrarnos a su olor, al tacto de su piel, al sabor de su saliva, de su lengua, pero hemos de fingir que no nos es nuevo, sólo más tarde, cuando ya nada en ese cuerpo o en ese abrazo nos resulta desconocido y el deseo que sentíamos quizá se ha entibiado o domesticado, dejamos de fingir y de ser corteses y entonces sí, de verdad nos abandonamos y nos atrevemos a decir, por ejemplo, «quita de ahí el brazo, que me haces daño»; hay que imaginar a Sandra muchos encuentros después, cuando ya no está tensa ni nerviosa ni tiene que actuar, cuando ya ha olvidado que el rey es su rey y se atreve a decirle: «Quita de ahí el brazo, que me haces daño».

CLARA USÓN - "El asesino tímido" - (2018)


Imágenes: Aykut Aydogdu