Benditas sean tus caricias
y las formas de tu
espalda,
la manera en que me miras,
la manera en que me
hablas.
La dulzura de tus
labios,
tus lunares constelados
y el hecho de que me
amas.
Benditos sean tus
alientos,
los de tu boca y tu
alma,
los impulsos que
transmites,
las decisiones que
tomas
y los éxtasis que
alcanzas.
Bendito sea tu nombre
que pronuncio con
unción:
me sale no sé de dónde
mientras escucho tu
voz.
Bendita sea tu
paciencia
perdonando mis errores,
mis dudas e
intransigencias
que tú cubres de
fervores.
Bendita seas
toda tú entera,
que eres el fin
y el principio de mi
vida,
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