¿Han
visto ustedes alguna vez un telediario los domingos por las mañanas?
¿No? Claro, es lógico. Quién se va a levantar a esas horas (antes
de las 8 a.m.), sino yo, un impenitente "insomníaco"...
Bueno, también los niños hiperactivos que ven los frenéticos
dibujos animados que ponen a esas horas.
Pues
hay un detalle que no se me ha escapado: NUNCA ES LA MISMA
PRESENTADORA. Sin aplicarse demasiado en la observación, se aprecia
que todas
adolecen de algún pequeño defecto físico: demasiado delgada, ojos
excesivamente asimétricos, alguna antiestética arruga, o algo
subiditas de edad.
También
en el aspecto técnico presentan deficiencias: un excesivo seseo
demasiado forzado, un deje de alguna extrema comunidad nacional,
lágrima fácil, fallos de entonación y ritmo..., seguramente
producidos por el nerviosismo: saben que sólo tienen una oportunidad
y, el pánico les puede...
Además,
he notado que, ese día, los textos son más intrincados; aparecen
combinaciones de palabras extremadamente complicadas de pronunciar
que, después, he visto suavizadas en otras ediciones con las mismas
noticias ya narradas por presentadoras "consagradas".
Es
lamentablemente penoso ver los esfuerzos por enmendarse, que no hacen
sino empeorar y remarcar su defectuosa actuación, sus vanos denuedos
por conseguir que para la semana próxima...
Pero,
aunque circulan rumores ("hubo una vez una chica que lo
logró..."; "dicen que de aquí podemos pasar a alguna
emergente televisión sudamericana..."), la mayoría (en el
fondo, muy en el fondo), sabe que aquello sólo es un banco de
pruebas.
Lo
cierto y verdad es que ya, nunca más, se vuelven a ver en sus dignos
papeles de presentadoras-formalitas-pero-modernas,
que después de dar las noticias se van para la misa
de
la 2ª
cadena.
He
rastreado las diversas emisoras en los más remotos horarios; he
contratado innecesarios y absurdos canales (¿hay alguno
verdaderamente
necesario y no-absurdo?), sólo con este fin.
Así,
he descubierto a alguna de ellas presentando ignominiosos concursos
en recónditas y trasnochadas cadenas locales o provinciales.
Me
ha parecido reconocer el deje de otras en alguna radio de esas que se
sintonizan por televisión o en algún doblaje de serie de medio pelo
con risas enlatadas.
Incluso
como reportera de las que se denominan "a pie de banquillo",
en retransmisiones deportivas de segundo o tercer nivel; o como extra
en una de esas series de policías o de médicos (serie B), que
proliferan en las noches de los días menos importantes.
Algún día me pareció ver a otra (de las más macizotas) pasear por detrás
del calvo de Tele
5 (ese
que sigue a todas partes a Fernando
Alonso),
con un paraguas publicitario...
Ayer
creí ver a otra de ellas (menudita, monilla, nariz respingona, algo
bizquilla,...), participando en un concurso de hip-hoperos
en una periferia madrileña, ataviada con la parafernalia pertinente.
Hacía rimas fáciles como panza con venganza, sola con pistola o
pierda con mierda.
Lo
peor de todo fue descubrir las sospechosas cicatrices en los brazos.
Las había de dos tipos: unas transversales, gruesas, sinuosas, a la
altura de las dos muñecas; otras, como pequeñas estrellas oscuras,
picoteando las venas de los antebrazos y, fijándose bien, también
en las piernas a través de los agujeros de sus medias de rayitas
multicolores...
No
puedo aceptarlo como real, ¿es fruto de mi imaginación o producto
de mis prolongados insomnios? No lo sé, pero voy a intentar
convencer a mi hija para que no estudie Periodismo
y se anime a coger alguna franquicia de ropa pijita, que es lo que da
de comer, sobre todo ahora que toda la gente quiere ir bien vestidita
para presentarse a tanto concurso...
(Publicado originalmente por El Secretario en su desaparecido blog "La Zona Libre" el día 16 de mayo de 2007)
Imágenes: Marisol