desparpajo acumulado,
maleficio de poetas,
policías maculados.
Soy la peste negra
que te atrapa y que te aprieta.
Soy la lluvia fina,
soy la legión extranjera.
Desparramo mis versículos
en el vientre de la tierra.
Soy la mala leche
que te dieron en la escuela,
que te llena y que te absorbe
cuando nada te interesa.
Soy la podredumbre
que te preña
y que te siembra,
que te estalla entre las manos,
te aniquila y te despierta.
Soy quien te degüella,
quien te quiere y quien te besa.
Soy un trapo sucio
que te cubre la cabeza,
que te ahoga y te despierta.
Soy la nube negra
que destroza tus ideas,
que separa tus membranas
y las reduce a mierda.
Soy un genocidio
encubierto entre estrellas
y las barras que te encierran.
Soy la puta madre
que nació de este planeta
descubriendo tus atuendos,
tus mentiras y tus muecas.
Soy la última vuelta de tuerca
que te estruja las meninges,
te derrama y te derrite
que te inquieta y que te afiebra.
Soy la lucha por la paz,
eterna, infrahumana,
voy dejando mis estelas
derramadas.
Asomadas hacia el cielo,
al balcón de tus palabras.
Despreciando lo que veo
cuando escupes y no callas.
Desertando del deseo,
de la fiebre y la batalla.
Soy el perro,
soy el cepo.
Soy la muerte deseada.
21 – XII – 2019.
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