-No. Me gusta la música, pero sólo como la que usted toca; música absoluta, en la que se siente que el hombre golpea las puertas del cielo y del infierno. Creo que me gusta tanto la música porque es poco moral. Todo lo demás lo es; y yo busco algo que no lo sea, la moral hace sufrir. No sé explicarme bien. ¿Sabe usted que tiene que haber un Dios que sea Dios y demonio a un tiempo? He oído decir que existe uno.
El músico echó hacia atrás el sombreo de ala ancha y se sacudió el pelo oscuro de la amplia frente. Me miró atentamente por encima de la mesa con el rostro inclinado hacia mí.
En voz baja y tensa preguntó:
-¿Cómo se llama ese dios que usted dice?
-Por desgracia no sé apenas nada de él; en realidad, sólo el nombre. Se llama Abraxas.
HERMAN HESSE - "Demian" - (1919)
Imágenes: Bisa Butler
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