(...) De color naranja, o rojos, en España. En Argel eran terrazas, pintadas a la cal, en las que se colgaba la ropa. Durante el verano el sol allí abrasaba las casas resecas. No se podía vivir más que a la sombra de las persianas cerradas, en una penumbra llena de partículas que competían en brillo y colores. En París, en cambio, los tejados eran negros o de un gris tan sombrío como los cielos invernales que cubrían la ciudad durante buena parte del año. Inaccesibles, sin respuesta. Las pizarras habían amanecido húmedas y ahora estaban blancas. Envueltos en aquella luz, los pájaros parecían aún más oscuros. Pasaban como proyectiles que se perdían en busca de un objetivo invisible, remotísimo. París es una ciudad sucia, llena de palomas y de patios negros, había escrito hacía unos años. La gente aquí tiene la piel blanca. Y, cuando cae la noche, se meten en sus casas. En mi tierra, cuando anochece, uno se apresura a salir. Se decía que aquélla era una de las ciudades más hermosas del mundo, pero a él le fatigaba, y su deseo más hondo hubiera sido volver a su tierra, un país de hombres, rudo, inolvidable. Pero, por diferentes razones, no era posible.
BERTA VÍAS MAHOU - "Venían a buscarlo a él" - (2010)
Imágenes: Daniel Barkley
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