Coge el teléfono de la mesilla de noche y se pone a mirar fotos. Solo tiene una de April. Por alguna razón no parece correcto fotografiar a una persona ciega. Es como robarle algo valioso que esa persona ni siquiera sabe que tiene. Siguiendo la misma lógica, Rachel se censura a sí misma para no decir nunca «Qué puesta de sol tan bonita» o «Mira aquí, cariño». Exclamar en presencia de April «Qué flor tan preciosa» le parece una provocación.
Ted y ella se conocieron en una cita a ciegas, otra expresión que Rachel evita vigorosamente.
Hace poco su hija ha empezado a decirle:
—¡Mírame, mamá! ¡Mírame! ¿Estás mirando?
Es obvio que April no tiene ni idea de lo que está diciendo. Es simplemente el coro universal de los niños, con visión o sin ella. La esencia de la paternidad es pasar de ser la persona observada a ser la persona que observa.
CHUCK PALAHNIUK . "Invéntate algo. Relatos que no podrás quitarte de la cabeza" - (2016)
Imágenes: Adam Riches