En vez de llorar, escribo.
En vez de penar,
recito.
En vez de quejarme,
resucito.
Aplasto el dolor
escribiendo,
espanto los fantasmas
a golpe de lápiz.
Derribo muros de temor
y los levanto de papel:
blanco, como un
sudario.
No me burlo,
lo exorcizo.
Es mi terapia
particular
a golpe de grafito.
Campo blanco
que se va llenando
con
las cruces de las tes,
con estrellas,
redondeles
y garfios,
con medias lunas
y espacios.
Camposanto de palabras,
enfebrecida terapia.
Escribo
y con mis fantasmas
converso.
Escribo
lágrimas negras,
como cantaba el Cigala.
Escribo,
porque si no escribo,
me muero.
Imágenes: Georgios Kalogeropoulos
18/10/2010
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