Citas con los libros.

Desapegos y otras ocupaciones.

sábado, 12 de julio de 2025

OBSTINADA ESFERA

 

Obstinada esfera,

átomo enfebrecido

de vago delirio.

Síntomas azules

en el límite de una galaxia

definen tensiones,

punzadas,

que acceden a una fábula tácita.


Segregas deleites,

lujos cómplices,

celdas atentas,

goces inevitables...


Amortiguas los estímulos

y transmutas las búsquedas

tejiendo acordes y vestigios.

Trazas certezas

y sitúas tus impulsos,

tus potencias.


No escamotees el mensaje,

advierte (de) los indicios

y engatusa los umbrales.


Oscilas sobre un pozo,

vigilante

y acuciado

hasta que extremas

tu porosa carambola afortunada.

(24-07-2010)


Imágenes: Masakatsu Sashie

jueves, 10 de julio de 2025

PESADUMBRE DE HOMBRE QUE NO CONSIGUE HACERSE AMAR

 


Estaban ahí. La vieja en la fría penumbra. El viejo tendido en el suelo como un sapo, mirando con ese mirar con que el hombre mira el mirar de las vacas que miran las cosas.

   —Eres mala. Pájara —dijo él.

   Estaban ahí. Ella era pequeña y delgada, con cara de raíz, pelos en el mentón como brotes de patata y una melena muy larga, de hebras amarilleadas por los años y el agua de colonia. Olía a hojas y a tierra, a lombriz. Al olor ensordecedor del mar.

   Manuel y Lucha Amorodio.

   Estaban ahí.

   Él llevaba casi dos años encamado en un jergón de ese faiado, confundido entre viejos sedales y anzuelos, el cochecito de la niña, muñecas mutiladas y periódicos de una antigüedad remota. A la altura de los ojos, los frascos con los engendros que coleccionaba —un conejo con cinco patas, un pollo con doble pico—, que tan feliz lo habían hecho sentir durante ese tiempo.

   Pero algo había cambiado esa mañana. Algo que lo hizo levantarse, acercarse a la mesa y mirar. Con manos temblorosas, cogió un sobre, extrajo dos folios y los leyó. Con un bufido de rabia, los arrojó a un lado. Avanzó hasta la estantería, tomó la escopeta y con ella comenzó a barrer los frascos, que cayeron al suelo un poco antes que él: un río verde de formol se abrió paso entre las esquirlas de cristal, emborronando la tinta del papel.

   El monstruoso secreto de toda una vida al descubierto.

   Estaban ahí.

   —Pájara.

   Las manos suspendidas en el aire como un ratón, Lucha se acercó.



   —No digas nada —prosiguió Manuel mirándola desde el suelo, casi sin aliento—. Tan solo escucha y no digas nada. Habría asumido que no me amaras, al fin y al cabo, yo también cometí mis pecados, pero… —Se giró para señalar con un dedo trémulo los folios y el sobre rasgado, tirados por el suelo—. ¡Pero lo que dices ahí! ¡De eso no creí que fueras capaz! ¿No sientes vergüenza?

   Lucha no dijo nada, oyendo su respiración sofocada. Pensó en callar porque, seguramente, el silencio sería más elocuente. Pero ahora él esperaba una respuesta; por fin dijo:

   —La vergüenza es lo único que me mantuvo viva.

   Mirada de decepción. Durante mucho tiempo, al principio de casados, había sido de impotencia, pesadumbre de hombre que no consigue hacerse amar. Luego de rabia. Con el correr de los años, llegó el cansancio. Un cansancio mudo que forzaba a la extravagancia. Algo próximo al hastío que hacía que ella fuera incapaz de mirarlo a los ojos.

   Ahora aquella mirada era un erial donde latía el rencor. Lo que durante tanto tiempo había atenazado el cuerpo de él, convirtiéndolo en un silencioso nudo de sufrimiento, acababa de estallar con violencia. ¿Por qué le había hecho eso? ¿Por qué? El corazón le subía hasta la boca. Mala. Eres pájara. Mala.

   Al escuchar esas últimas palabras, Lucha se sintió repentinamente triste. Triste por ser incapaz de contar la verdad, que era mucho más bella que todo lo que su marido deseaba oír de ella. Menos mal que no tuvo que contestar.

   Con una expresión de fatiga y espanto, Manuel apretó el gatillo. En los oídos de Lucha resonó un rugido espantoso. Pero cuando se quiso dar cuenta, no era ella sino su marido —los ojos desorbitados con las pupilas opacas, pero qué raro, sin sangre ni herida— quien parecía haber muerto. Cristal, su nieta de trece años, estaba de rodillas detrás de él, la mano sujetando el cañón de la escopeta cuya bala había conseguido desviar. Dijo:

   —Casi la mata, avoa.

CRISTINA SÁNCHEZ-ANDRADE - "La nostalgia de la Mujer Anfibio" - (2022)


Imágenes: Rima Day

martes, 8 de julio de 2025

TODO EMPIEZA CON UN BUEN DISFRAZ


Es importante el disfraz. La etiqueta. Te permite ser otro, prepara para la ocasión, la distingue, nos da la oportunidad de elaborar un ritual, solemnizar un día cualquiera, convertirlo en un tiempo especial, nos hace hablar de otro modo, movernos con nuevos movimientos, acceder a la posibilidad de otro yo. Odio con una inquina profunda a esas personas que desprecian los trajes, las corbatas, la sotana, la mitra, el esmoquin, y que se visten igual en todas las situaciones para insistir en su campechanía, en su autenticidad. España está llena de una nueva generación de políticos que han hecho de los tejanos y la camisa de cuadros un uniforme para todas las ocasiones, el mensaje es: yo soy como vosotros, no me disfrazo, soy siempre igual, soy auténtico, no me elevo sobre la plebe con una corbata. No han entendido nada, son solo auténticos en su imbecilidad. Hay que disfrazarse en cuanto uno vea llegar la ocasión, transitar de un yo a un otro yo, hasta hallar el yo preciso para la ocasión, para hacer de la ocasión todo lo que la ocasión puede llegar a ser. El hábito hace al monje, es lo imprescindible para que el monje se crea que lo es y actúe como tal. Lo tengo claro desde pequeño, me acuerdo de ir al cuarto de mi hermana mayor cuando había salido y ponerme su ropa interior, una falda, y sentir que era otra persona y ponerme a bailar, a cantar, a posar ante el espejo y ser capaz de moverme y de hablar de otra manera. Me acuerdo también de ponerme el traje de monaguillo de mi primo, y sentir que podía hablar con Dios de tú a tú, y de ponerme el vestido de azafata de Iberia de mi tía un domingo, y de servir café a toda la familia como si estuviéramos volando a Nueva York. Todo empieza con un buen disfraz.

JACOBO BERGARECHE - "Los días perfectos" - (2021)


Imágenes: Elodie Blanchard

domingo, 6 de julio de 2025

EL CINE ES UN LENGUAJE


 El cine es un lenguaje. Puede decir cosas: grandes, abstractas. Y eso me encanta.

   No siempre se me dan bien las palabras. Algunas personas son poetas y dicen las cosas con palabras bellas. Pero el cine posee un lenguaje propio. Y con él pueden decirse muchas cosas porque cuentas con el tiempo y las secuencias. Tienes diálogos. Tienes música. Tienes efectos sonoros. Tienes muchísimas herramientas. Y, por tanto, puedes expresar un sentimiento o un pensamiento que no podrían comunicarse de ningún otro modo. Es un medio mágico.
   A mí me parece muy bello pensar en imágenes y sonidos que fluyen juntos en el tiempo y en una secuencia, creando algo que solo puede hacerse mediante el cine. No son solo palabras o música, sino toda una gama de elementos que se unen para componer eso que antes no existía. Se trata de contar historias. De inventar un mundo, una experiencia que la gente no tendría de no ver esa película.
   Cuando pesco una idea para una película, me enamoro del modo en que el cine es capaz de expresarla. Me gustan las historias que contienen abstracciones, y eso es lo que el cine puede hacer.

DAVID LYNCH - "Atrapa el pez dorado" - (2006)

Imágenes: Dorothy

viernes, 4 de julio de 2025

UNO DE ESOS MISTERIOS DEL UNIVERSO


 A decir verdad, Jillian casi nunca entendía qué hacía que dos personas se atrajesen. Era uno de esos misterios del universo. Que casi todo el mundo fuese capaz de convencer a alguien para que lo adorase ciegamente cuando cualquier pretendiente era libre de escoger entre miles de millones de alternativas, y que esos exitosos emparejamientos incluyesen a dependientes corpulentos con mucho pelo en la nariz, a adventistas del Séptimo Día de aspecto severo y con tendencia a acaparar rotuladores con punta de fieltro y a tímidas criadas filipinas con cara ancha e inexpresiva y una pierna más corta que la otra. Era asombroso que tantos improbables candidatos a una devoción eterna llegaran a casarse o algo parecido. Si de Jillian dependiera entender por qué sus coetáneos podían provocar un ardor suficiente para formar pareja para toda la vida, la especie humana iría menguando hasta que la población mundial cupiese en un hotelito con encanto. Así pues, qué diablos, hacía mucho tiempo ya que había dicho adiós a la costumbre de cuestionar a posteriori la atracción romántica.

LIONEL SHRIVER - "Propiedad privada" - (2018)


Imágenes: Karen LaMonte

miércoles, 2 de julio de 2025

¿ACASO SON TAN POBRES?

 


Una tarde oí cómo nuestro encargado decía a Katia que había venido Semén, uno de los labriegos, a pedir chillas para el ataúd de su hija y un rublo para el responso, habiéndosele concedido ambas cosas, naturalmente.

   —¿Acaso son tan pobres? —pregunté.

   —Mucho, señorita… Apenas tienen para comprar sal —⁠respondió el encargado.

   Se me encogió el corazón de pena, pero al mismo tiempo casi me alegré al oírlo.

   Dije a Katia que iría a pasear, pero en realidad corrí a mi cuarto, recogí el poco dinero que tenía y después de santiguarme fui corriendo, a través del jardín, hacia la aldea.

   La isba de Semén era la primera del poblado, de modo que llegué allí sin que nadie me viera. Dejé el dinero sobre el alféizar de una ventana, di un golpe en el postigo y salí corriendo.

   Rechinó la puerta, alguien me gritó algo, pero yo procuré ocultarme y regresé a casa sudorosa y temblando de emoción y de miedo como si hubiera cometido un crimen.



   Katia no dejó de advertir mi turbación y me preguntó qué me sucedía. Pero yo no entendí siquiera su pregunta.

   Todo aquello me pareció, de pronto, mezquino y estúpido.

   Me encerré en mi cuarto y largo rato estuve midiéndolo a grandes pasos incapaz de pensar y aún menos de analizar mis sentimientos.

   Pensaba en la sorpresa y alegría de aquella pobre gente, en las palabras con que designarían al misterioso donante y sentí no haber entregado el dinero personalmente. También pensé en lo que me diría Sergio Mijailovich si le contara mi acción, pero en el fondo me alegraba de que nadie nunca lo llegaría a saber.

   Tanto me embargaba la felicidad, tan imperfectos me parecían todos, yo inclusive y con tanta humildad consideraba al mundo, que llegué hasta a pensar en la muerte como dicha suprema. Sonreía, lloraba y rezaba sintiéndome poseída por un inmenso amor por todo y por todos.

 LEV N. TOLSTÓI - "La felicidad conyugal" - (1859)


Imágenes: Aleksey Myakishev

lunes, 30 de junio de 2025

A HOSTIAS



Presenta tu bravura,

presenta tu candidatura.

En la feria de vanidades,

el mercado de calidades

y asignaturas.


Signa.

Firma.

Afirma.

Reafirma.

Confirma.

Bautiza.

Comulga...


No comulgo con tus ideas.

Comulgo a hostias.

Hostias sagradas.

Fuentes doradas

que derrochan

el erotismo vinculado a la fe.




Tómate un café.

¿Solo o con leche?

Siempre lo tomé solo.

Nadie quiere acompañarme

en el juego de las finanzas

y las confianzas

y las destemplanzas

y las semblanzas.


Semblante pálido

el tuyo.

Descolgado.

Desencajado.

Desarropado.

Como un satélite oscuro,

desnudo,

menudo,

sin nudos,

sin dudas,

sin arrugas

ni cráteres

ni balcones.



¡Ten cuidado con lo que pones!

No pongas todos tus huevos

en el mismo canasto.

Mira que voy y los aplasto.

¡Ten cuidado con lo que comes!

No sea que te comas la hostia caducada.


Cada a cada.

Cara a cara.

No es cara:

es muy barata.

Es gratis.

Sólo pagas

el peaje de tu confesión.


Sin tercer grado.

Aunque no sea de tu agrado.

Espero haberte halagado.

¡Hala!

¡Quédate callado!

Y deja de tirar bocados.

25-04-2008


Imágenes: Marija Tiurina